Las técnicas para modelar roles y las fuentes de información pueden ayudar a los padres para transformar a sus pequeños pesimistas en risueños optimistas. "Los niños comienzan a imitar las emociones de sus padres desde tan temprano como a los seis días de nacidos; es una de las principales formas de ellos aprender y crecer", dice Christine Carter, Ph.D., autora de Raising Happiness: 10 Simple Steps for More Joyful Kids and Happier Parents. "Es por eso que los padres que dan explicaciones de manera optimista tienden a tener hijos que imitan su estilo explicar las cosas". Para fomentar en los niños una disposición más positiva, empleen las siguientes estrategias de la Dra. Carter:
Se abiertamente afectuosa. Según investigadores de la University of Pennsylvania, los niños con padres que se muestran cariñosos son más positivos, señala Carter. "No nos sorprende que el cuidado y cariño parental es algo esencial que contribuye a que los niños desarrollen confianza ante el mundo. Cuando los niños cuentan con padres que proporcionan una base segura, ellos tienden a ver el mundo como un lugar bueno".
Anímalos a tomar riesgos. Aprender a cómo enfrentar retos y a manejar frustraciones sirve de sólido cimiento para crecer de forma optimista. "Cuando cometemos errores y aprendemos de los mismos, también aprendemos que somos capaces de vencer retos que pudiéramos encontrar más adelante", dice Carter. "Esto nos hace sentir esperanzados hacia el porvenir". Siempre estén seguros de que cualquier reto que sus hijos se propongan sea adecuado para su edad con el fin de evitar repetidos fracasos y una creciente sensación de impotencia.
Elogia más el esfuerzo que la habilidad. Reconocer que el niño invierte energía y duro esfuerzo - salga o no salga bien el proyecto - valida su disposición para abandonar el terreno familiar con la esperanza de alcanzar un resultado positivo. "El elogio optimista se dirige hacia lo que pudiera causar que pasen cosas buenas y es, específicamente, para la persona elogiada", explica Carter. Decirle al niño algo como, "Puedo ver que has trabajado fuerte de verdad en ese cuadro... refleja tu pasión por el arte", alaba el hecho de que ha tratado algo nuevo, ella añade.
Señala lo positivo. Animen a sus hijos a que compartan las cosas buenas que han experimentado durante el día. "Pregúntenles qué resultó ser bueno y por qué", dice Carter. Ayudarlos a ver cómo y por qué ciertas situaciones terminaron siendo favorables para ellos refuerza el hecho de que los niños mantuvieron control o poder sobre los resultados, lo cual ayuda a desarrollar aún más una disposición optimista. Para aquellos momentos cuando el resultado no es como esperaban, ayúdenlos a ver el lado positivo de las cosas. "Buscar el aspecto positivo no es dar un paso superficial... sino una decisión con la que se reemplazan emociones malas con buenas", subraya Carter.
Dale la vuelta. La gratitud va de la mano con la idea de tener una disposición de 'copa a medio llenar'. "Animar a los niños para que en medio de eventos desagradables o relaciones difíciles se esfuercen bastante en buscar alguna razón por la cual sentirse agradecidos los enseña a madurar y eso fomenta cambios", dice Carter. Esa experiencia con frecuencia puede resultar en un cambio de percepción, de un punto de vista negativo a uno más positivo.