El club de arte dramático, el atletismo, el equipo de debate, el fútbol – las actividades extraescolares y los deportes no se limitan a servir de diversión y como pasatiempos, dicen los expertos. Estas clases de actividades también surten enormes beneficios personales, como por ejemplo:
- Ejercicio físico. Las actividades como los deportes de alta resistencia facilitan que los chicos gasten energía almacenada y combatan el estrés, a la vez que los mantienen en buena forma física. Si tu hijo se abstiene de participar en deportes extremadamente competitivos, busca opciones más flexibles, tales como el voleibol o senderismo.
- Socialización. La interacción con compañeros estimula conductas positivas y el trabajo en equipo, dos cosas que ayudan a desarrollar la autoestima y a establecer nuevas amistades. También ayuda a fomentar el espíritu de pertenecer a un grupo que comparte y disfruta de los mismos intereses, sin temor a ser juzgado.
- Colaboración. Los deportes y otras actividades forjan el espíritu en equipo, permitiendo que los niños reconozcan sus contribuciones a la vez que aprenden a formar parte del todo. Aprender a confiar, a comunicarse y a compartir son lecciones que les servirán para toda una vida.
- Desarrollo profesional. Los clubes de intereses sociales pueden servir para pulir una pasión por algo en particular hasta convertirla en una vocación profesional. También pueden proporcionar a los chicos experiencias de aprendizaje sin la presión de tareas y exámenes.
- Concentración y coordinación. Las clases creativas, como la danza y el arte dramático, exigen concentración. También ayudan a que tu hijo desarrolle y fortalezca habilidades motrices y lingüísticas, las cuales sirven para impulsar su rendimiento en la escuela. Otras clases de actividades, como el ajedrez o el club de cibernética, pueden mejorar su habilidad para resolver problemas y fortalecer su capacidad de razonamiento.
- Autonomía e individualidad. Mediante las actividades extraescolares y los deportes, los niños pueden encontrarse a sí mismos y definirse. Quienes son en el aula no es necesariamente quienes ellos anhelan ser. Expresarse libremente en clubes extraescolares les da el poder de ser dueños de sí mismos y de fomentar su independencia, una señal de autoestima.
- Potencialidad y crecimiento. De cierta forma, el tratar de aportar más de lo requerido motiva a los niños a rectificar sus límites y a tratar de sobrepasarlos. Utilizando sus logros como elementos constructivos, los niños pueden contemplar nuevos retos y metas. Incluso los fracasos pueden servirles de herramienta instructiva mientras buscan formas de darle la vuelta a un problema para resolverlo.
- Manejo del tiempo. Entre los trabajos de la escuela y las responsabilidades en la casa, aprender a poder equilibrar las actividades extraescolares exige planificación y persistencia de parte de tu hijo. Es un reto, pero se puede vencer, y que tu hijo logre mantener un horario muy ocupado es una señal de madurez.
- Ampliar los horizontes. Probar algo nuevo – o varias cosas nuevas – expande la mente de tu hijo y lo invita a ver más allá de lo conocido. Abrirse a una diversa gama de intereses les permite decidir por sí mismos qué les atrae y qué les sienta bien.